Ana Karen Gonzalez Garduño
"La discapacidad no hace difícil la vida, si la hacen los pensamientos y acciones de los demás". Soy licenciada en psicología, tengo veinticinco años y vivo en Toluca de manera independiente desde hace seis.
Llego yo con esta necesidad de orientación y movilidad. Fue uno de los primeros talleres que yo empecé a aprender. En aquél momento yo combinaba mi asistencia a Vemos con el Corazón con mi asistencia a la facultad de psicología.
Las condiciones de vida de las personas se dan para ser compartidas. Por circunstancias de la vida me ha tocado hacerlo con una persona que perdió la vista ya siendo él una adulta, él pierde la vista. Pero esa posibilidad me ha dado la oportunidad de conocer el mundo que yo no vi. Yo creo que fue amor a primera vista, a primera escucha, a primer contacto, La primera vez que él y yo tuvimos un acercamiento más próximo fue un día que yo le tome la mano. Nuestros dedos se entrelazaron y eso fue una marca realmente importante para mí.
Me inspira todo lo que represente construir algo mejor, cuando se buscan hacer grandes construcciones se tienen que formar a través de cimientos sólidos. Mi idea es prepararme más, no sé, con una maestría o alguna especialidad que me permita ser más útil, que me permita dar herramientas sólidas. Siempre buscando el beneficio del cambio de vida, en beneficio de las personas con discapacidad, sí, pero sobre todo en beneficio de la sociedad, porque creo que es algo que como grupo humano nos merecemos.
Edna Soto Aguilar
Tengo quince años, yo perdí la vista desde que nací, fue por error del doctor y mis papás siempre me han ayudado mucho para salir adelante. Me gustaría que la gente nos viera como personas normales que somos capaces de hacer lo que sea, lo que nos propongamos.
Mi vida era algo complicada, yo estoy en secundaria, para hacer trabajos, tareas e investigaciones dependía mucho de mi mamá y hasta que ella llegaba me podía ayudar con mis tareas. Hoy, en mis actividades día a día me gusta mucho estudiar, voy a la escuela y convivo con muchas personas, unas son muy especiales para mí.
Mi sueño es ser una profesionista exitosa, y ser más que nada, abogada. Estudiar derecho me llama la atención porque yo creo es interesante y por lo mismo de poder ayudar a otras personas en algunas situaciones.
Principalmente estar viva es una bendición porque soy cuatrilliza y soy prematura, entonces, no habían muchas posibilidades de que todas sobreviviéramos. Yo creo que es un orgullo estar viva junto con mis hermanas.
Lo que me hace especial es: me gusta cantar. Tocar el piano es una de mis motivaciones. Es una experiencia muy bonita, y jamás me imaginé que estaría aquí diciéndole a las personas como me siento y expresárselos.
Jaime Alberto Castañeda Vendrell
Tengo cincuenta y seis años y me siento con tantos deseos y tantas ganas de levantarme todos los días. El primer reto que tengo al salir de casa, es, que tengo que regresar en las condiciones en las que salí, ¡tengo que cuidarme!
Cuando joven me interesaban mucho las bellas artes sobre todo la música y el teatro. Curse con una carrera de Ingeniería de Electrónica con una especialidad en Industria por el Instituto Politécnico Nacional. Sin embargo con esta estadía de la ceguera, me encuentro que aquél joven que tenía como hobby la música y el teatro, pues, me ha representado lo que actualmente soy.
Cuando se pierde el sentido de la vista, empiezan a resaltar los demás: olfato, tacto, oído, gusto. Todo empieza a hacerse más grande. No es que los ciegos escuchemos más, creo que ponemos más atención.
Adelina Sereno
Tengo cuarenta y cuatro años, soy casada, tengo una hija que ya tiene dieciséis años. De hecho la discapacidad visual comenzó cuando mi hija tenía cuatro meses. El reto que nos presentó la vida en la familia fue grande. Al principio nos dio mucho miedo. Esto es algo que no está establecido, es algo que se da paso a paso. Recuerdo una frase que me decía mi esposo: “Me muero del susto, pero vete”.
Es difícil a veces interactuar en espacios donde te miran como el otro, donde tú te percatas como las personas se ponen nerviosas, no saben cómo dirigirte. Me doy cuenta que soy capaz de reconocer a todos y a cada una de las personas con las que convivo. Tengo esa capacidad.
La persona con ceguera o baja visión tienen un arcoíris gigante de posibilidades. El ser humano encuentra en su vida muchos retos, creo que como seres humanos en el camino vamos tratando siempre de ir cuesta arriba.
Mi esposo ahora me dice: “Ya no tengo miedo, vete y haz lo que tengas que hacer”.